30 abril, 2016

El hábito de Leer buenos Libros Teológicos...

Spurgeon acerca de la lectura

por Charles Spurgeon


Como de costumbre, Charles Spurgeon da un buen argumento acerca de esto. Aquí, en un sermón sobre 2 Timoteo 4:13, acerca de la capa y los libros de Pablo, toca el tema de lo valioso que es ser un lector:
Consideraremos los libros [de Pablo]. No sabemos de qué trataban aquellos libros y solo podemos hacernos una idea de lo que podían ser aquellos pergaminos. Pablo se había dejado unos cuantos libros, quizás envueltos en la capa, y Timoteo debía tener un cuidado especial en traerlos. Hasta un apóstol tiene que leer.

Algunos de nuestros hermanos ultracalvinistas piensan que un ministro que lee libros y estudia su sermón debe ser un espécimen vergonzoso de predicador. Un hombre que se sube al púlpito, profesa tomar el texto en aquel mismo momento y habla una cantidad de sandeces, es el ídolo de muchos. Si habla sin premeditación, o finge hacerlo, y no consigue lo que ellos llaman un plato de sesos de muertos, ¡oh, ese es un predicador! ¡Cuánto los reprendía el apóstol! Él es un hombre inspirado por Dios y, sin embargo, quiere los libros. Ha estado predicando durante treinta años por lo menos, ¡y sigue queriendo libros! Ha visto al Señor ¡y sigue queriendo libros! Había tenido una experiencia más amplia que la mayoría de los hombres, ¡y seguía queriendo libros! Había sido arrebatado al tercer cielo, había oído cosas que a un hombre no le estaba permitido pronunciar, ¡y seguía queriendo libros! Había escrito la mayor parte del Nuevo Testamento, ¡y seguía queriendo libros!
El apóstol dice a Timoteo, y del mismo modo a cada predicador: “¡Entréguese a la lectura!”. El hombre que nunca lee no será leído jamás; el que nunca cita, jamás será citado. Aquel que no utiliza los pensamientos del cerebro de otros hombres, demuestra que no tiene un cerebro propio. Hermanos, lo que es verdad para los ministros, también lo es para toda nuestra gente. Necesitan leer. Renuncien cuanto quieran a la literatura liviana, pero estudien cuanto puedan las obras teológicas sanas, especialmente la de los escritores puritanos, y las exposiciones sobre la Biblia.

Estamos persuadidos de que la mejor forma en la que se puede pasar el tiempo de ocio es leyendo u orando. Pueden conseguir mucha instrucción de los libros que, posteriormente, podrán utilizar como un arma verdadera al servicio de su Señor y Maestro. Pablo grita: “trae los libros”; únanse a ese grito.

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Referencias

1. ↑ Publicado originalmente en http://www.ibrnj.org/


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