08 abril, 2016

INTRODUCCION

Una introducción y base para nuestro estudio…


En el capitulo uno, hace mención de porque, a pesar del comportamiento que tenían los corintios, Pablo los pudo llamar “santos.” (1 Co. 1:2, 2 Co. 1:1). “En la actualidad, la palabra santo se usa muy poco fuera de la iglesia católica romana u ortodoxa.” Cuando referimos a una persona llamándole “santo” usualmente pensamos en una persona “amable y llena de gracia que lee su Biblia a diario, ora, y es conocida por sus buenas obras para los demás.” Esto nos lleva a preguntar, “¿cómo es que el apóstol Pablo pudo referirse a los caóticos creyentes de Corinto como santos?” “La respuesta radica en el significado que tiene esa palabra en la Biblia.”

La frase de Pablo “a los santificados en Cristo Jesús y llamados a ser santos,” provienen de la misma familia de términos griegos y significa literalmente “el que ha sido separado para Dios.” En español se diría algo así “a los separados en Cristo Jesús, llamados a ser separados.” Cada creyente verdadero ha sido separado o apartado por Dios, para él” (Tito 2:14; 1 Co. 6:19-20). Entonces, ¿cómo llegamos a ser santos, si no es por medio de nuestra conducta? “Si juntamos estos dos pasajes podemos entender el significado de un santo. Es alguien a quien Cristo compró con su propia sangre derramada en la cruz y lo ha separado para sí mismo para que sea de su propiedad.”

“¿Qué significa, entonces, estar separados o apartados?” “Cada nuevo creyente ha sido apartado por Dios, separado para él para ser transformado a la semejanza de su Hijo Jesucristo.” Así llegamos a entender como la Biblia puede referirse a cada creyente como un santo posicionalmente delante de Dios por los cambios realizados en su vida después de la salvación (2 Co. 5:17). Este cambio se describe de manera profética en Ezequiel 36:26.

No pasan muchos momentos cuando no pecamos en pensamiento, actitud, palabra o hecho. Es una tendencia de la carne, seguir los deseos engañosos de nuestro corazón (Gá. 5:17; 1 Pe. 2:11), estamos en un cambio progresivo que nunca termina en esta vida. Esto podemos usarlo como una excusa para seguir pecando, una tendencia de seguir haciendo lo malo, un pretexto para vivir en conformidad con nuestro pecado y así generar los pecados respetables. “La guerra constante entre la carne y el Espíritu que se describe en [estos pasajes] se libra todos los días en el corazón de todo creyente.”

De alguna manera todos somos parte de los corintios, santos llamados a ser santos, pues nuestro carácter, obras, pensamientos, motivaciones, actitudes demuestran la presencia de pecado. “Podríamos resumir la carta de Pablo con la siguiente declaración: ‘Ustedes son santos. Por favor, ¡Actuen como tales!” Todo pecado en nuestra vida, toda conformidad con el, toda pequeña acción, actitud, pensamiento que vaya acompañado de pecado, “es una conducta indigna de un santo, de un cristiano”, por lo tanto no hay pecado aceptable para los santos, no hay pecado que no ofenda a Dios. “Uno de nuestros problemas es que no estamos conscientes de que somos santos y mucho menos de la responsabilidad que conlleva esa nueva posición que exige que vivamos como tales.” Todo pecado va en contra de la santidad de Dios, va en contra de lo que es y se espera de nuestra santidad. “Así que sigamos adelante con nuestro estudio y hablamos del pecado y la forma en que negamos que existe en nuestra vida.”

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