08 abril, 2016

INTRODUCCION

Una introducción y base para nuestro estudio…


En el capitulo uno, hace mención de porque, a pesar del comportamiento que tenían los corintios, Pablo los pudo llamar “santos.” (1 Co. 1:2, 2 Co. 1:1). “En la actualidad, la palabra santo se usa muy poco fuera de la iglesia católica romana u ortodoxa.” Cuando referimos a una persona llamándole “santo” usualmente pensamos en una persona “amable y llena de gracia que lee su Biblia a diario, ora, y es conocida por sus buenas obras para los demás.” Esto nos lleva a preguntar, “¿cómo es que el apóstol Pablo pudo referirse a los caóticos creyentes de Corinto como santos?” “La respuesta radica en el significado que tiene esa palabra en la Biblia.”

Y de aquí, ¿a dónde vamos?

Pecados Respetables: Y de aquí, ¿a dónde vamos?




Si usted me ha acompañado hasta aquí, se habrá dado cuenta de que hemos trabajado temas bastante difíciles. Vimos en detalle muchos de los pecados sutiles que toleramos en nuestra vida. Quizá por momentos esta lectura fue dolorosa. Espero que así haya sido porque eso significa que usted ha sido lo suficientemente honesto y humilde como para aceptar que hay algunos de esos pecados en su propia vida. Eso nos da esperanza. Recuerde 1 Pedro 5:5, “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.”

Mundanalidad

Pecados Respetables: Mundanalidad

La mundanalidad es un concepto que significa diferentes cosas para distintas personas. Debemos entender que la mundanalidad es mucho más que una lista de actividades prohibidas o el uso de las comodidades de la época moderna. Hay dos pasajes de las Escrituras que nos ayudan a entender el concepto de la mundanalidad. El primero es 1 Juan 2:15-16 donde el Apóstol nos exhorta a no amar al mundo.
"No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.  Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo."

Los Pecados de la Lengua

Pecados Respetables: Los Pecados de la Lengua

Al hablar con la gente de los pecados “respetables” o “aceptables” que toleramos, siempre había alguien que fruncía el ceño y decía: “ah, ¿algo así como el chisme?”. Es evidente que este es el primer pecado de los creyentes que nos viene a la mente, así que debe ser muy común entre nosotros porque lo seguimos tolerando en nuestra vida.
Sin embargo, aunque la práctica del chisme es muy común, no es el único pecado de la lengua. En esta categoría también debemos incluir mentiras, calumnias, críticas (aunque sean verdad), palabras ásperas, insultos, sarcasmos y ridiculizar a otros. Tenemos que decir que cualquier forma de hablar que hiere a otra persona, sea que estemos hablando de esa persona o con ella, es un pecado de la lengua.

Envidia, Celos y Pecados Similares Parte II

Pecados Respetables: Envidia, Celos y Pecados Similares Parte II

Como estudiamos en la lección anterior, la envidia es el dolor que sentimos, y que a veces va acompañado de resentimiento, por las ventajas que otra persona tiene. Nos gustaría tener las mismas oportunidades, lo cual nos lleva a la codicia. Lo que resentimos es que esa persona obtenga algo que nosotros no tenemos.
CELOS
Muy relacionado con la envidia está el pecado de los celos que se definen como intolerancia a la rivalidad.

Envidia y Celos

Pecados Respetables: Envidia y Celos

La envidia es el dolor que sentimos, y que a veces va acompañado de resentimiento, por las ventajas que otra persona tiene. Nos gustaría tener las mismas oportunidades, lo cual nos lleva a la codicia. Lo que resentimos es que esa persona obtenga algo que nosotros no tenemos. Pero no sólo envidiamos a otra gente. En general, hay dos situaciones que nos provocan envidia. Primero, tenemos la tendencia a envidiar a aquellos con quienes tenemos un trato cercano. Segundo, envidiamos a otros precisamente en las áreas que más valoramos. La razón por la que nos sentimos tentados a envidiar a quienes se destacan más, es que tenemos tantas cosas en común que las diferencias nos molestan.

Las Consecuencias de la Ira

Pecados Respetables: Las Consecuencias de la Ira


Necesitamos profundizar un poco más en el tema de la ira y sus terribles consecuencias. Tendemos a pensar que la ira se da en episodios, que nos enojamos y luego se nos pasa. En ocasiones nos disculpamos con la persona objeto de nuestra ira y en otras no. Pero de alguna manera, el ofendido, con disculpas a no, se sobrepone a su reacción defensiva, ya sea que haya sido una manifestación externa o un resentimiento interno, y la vida sigue su curso. La relación se ha visto afectada, pero no interrumpida. Esta no es una manera agradable de vivir con otros, pero es tolerable. Así es como demasiados creyentes ven el pecado de la ira. Han llegado a aceptarla como parte de su vida.

La Ira

Pecados Respetables: La Ira

Por lo general manifestamos nuestra ira con las personas que más amamos; es decir, nuestro cónyuge, hijos, padres y hermanos, así como con nuestros verdaderos hermanos en Cristo dentro de la iglesia. En una ocasión conocí a un creyente que era el epítome de la gracia hacia las demás personas, pero de continuo estaba airado contra su esposa e hijos. Afortunadamente, después de algunos años Dios lo redarguyó y le ayudó a resolver su ira.

07 abril, 2016

Falta de Dominio Propio

Pecados Respetables: Falta de Dominio Propio


"Como ciudad derribada y sin muro

Es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda".
Proverbios 25:28

En los tiempos bíblicos, lo más importante para una población eran los muros. Si estos estaban fracturados, el ejército enemigo podía entrar y conquistarla. Recordemos el relato de la caída de Jericó en el que Dios provocó que los muros se derrumbaran y el ejército de Israel pudo avanzar con facilidad y tomar la cuidad (Josué 6).

Egoísmo

Pecados Respetables: Egoísmo


Podemos ser muy conocedores de la teología y correctos en nuestra moralidad pero ser un fracaso en demostrar las virtudes del carácter cristiano al cual Pablo llamó el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). Podemos ser ortodoxos en nuestra teología y sobrios en nuestra moralidad y aun así estar tolerando en nuestra vida algunos de los pecados sutiles y “aceptables” de los que hemos hablado. Creo que todos tenemos “puntos ciegos”, defectos de carácter, o pecados sutiles de los cuales no estamos conscientes. Quiera Dios que los enfrentemos, en especial el egoísmo que hay en nosotros.

El Orgullo

Pecados Respectables: El Orgullo


De todos los personajes desagradables de la Biblia, probablemente ninguno sea tan repulsivo como el fariseo que se creía muy justo en la parábola de Jesús. Él oraba en el templo diciendo; “…Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano” Lucas 18:11. Pero la ironía es que, al condenar a ese orgulloso fariseo, podemos caer fácilmente en la misma actitud de creernos muy justos.

La Ingratitud

Pecados Respetables: La Ingratitud


Lucas registra una ocasión en la que Jesús se encontró con diez leprosos. Véase Lucas 17:13-19. Cuando leemos esta historia pensamos: ¿Cómo pudieron aquellos nueve hombres ser tan malagradecidos y no volver a darle gracias a Jesús? Sin embargo, muchos de nosotros somos culpables del mismo pecado de ingratitud.

Espiritualmente hablando, nuestra enfermedad era mucho peor que la enfermedad física de la lepra. No estábamos enfermos; estábamos muertos espiritualmente. Pero en su gran misericordia y amor, Dios nos atrajo hacia sí mismo y nos dio vida espiritual (Ef. 2:1-5). Además, perdonó nuestros pecados a través de la muerte de su Hijo y nos cubrió con la justicia impecable del mismo Jesucristo.

Falta de Contentamiento

Pecados Respetables: Falta de Contentamiento


El descontento es el sentimiento que surge cuando las circunstancias adversas se prolongan sin cambio alguno y no podemos hacer nada para modificarlas. Es un hecho que las advertencias más frecuentes de la Biblia contra el descontento tienen que ver con el dinero y las posesiones, pero aquí me gustaría hablar de un tipo de descontento que tal vez es más común entre los cristianos comprometidos con Dios. Es decir, la actitud que resulta de circunstancias que se alargan sin cambiar y que se convierten en una prueba para nuestra fe.

Ansiedad Y Frustración

Pecados Respetables: Ansiedad Y Frustración


La vida es difícil y, en ocasiones, muy dolorosa. Si estuviera de vacaciones y mi auto se descompusiera en el camino, sería una situación difícil de afrontar. Si fuera víctima de un accidente y quedara discapacitado, sería muy doloroso. Por supuesto sabemos que hay diferentes grados de dificultades y, hasta cierto punto, también de dolor. Los problemas se dan en el contexto de las actividades rutinarias de la vida y las responsabilidades cotidianas, pero el dolor es provocado por eventos fuera de lo común. Así que, en este capítulo nos vamos a enfocar en las dificultades de la vida diaria y cómo reaccionamos con frecuencia ante la ansiedad y la frustración.

Impiedad

Pecados Respetables: Impiedad


Cuando hablo sobre el tema de las áreas específicas de pecados honorable, algunos dicen que el orgullo es la causa y raíz de todos ellos. Sin embargo, creo que existe otro pecado que es aún más básico, más común y que tal vez es la verdadera raíz de todos los demás. Se trata del pecado de la impiedad y en mayor o menor grado, todos somos culpables de él. ¿Le sorprende esta declaración o quizá se siente ofendido por ella? Nunca pensamos de nosotros mismos como gente impía. Después de todo, somos cristianos, no somos ateos o gente malvada. Asistimos a la iglesia, evitamos caer en pecados escandalosos, llevamos vidas muy respetables. Según nuestro modo de pensar, los impíos son los que viven vidas abiertamente inmorales. Entonces, ¿cómo puedo yo decir que todos los creyentes somos impíos en cierto grado?

Instrucciones para Confrontar Nuestros Pecados

Pecados Respetables: Instrucciones para Confrontar Nuestros Pecados


Hemos visto cuál es el remedio para el pecado así como el poder del Espíritu Santo que actúa a nuestro favor. También vimos que debemos participar activamente para enfrentar nuestra iniquidad. El Apóstol Pablo escribió que debemos “hacer morir” las diferentes expresiones del pecado en nuestra vida:

“Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis” Rom. 8:13.

“Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría” Col. 3:5.

El Poder del Espíritu Santo

Pecados Respetables: El Poder del Espíritu Santo


En [la lección] anterior vimos que Dios eliminó la culpa de nuestros pecados por medio de la muerte de su Hijo. Él no nos perdonó porque sea blando con nosotros, sino porque su justicia ha sido satisfecha. El perdón absoluto de nuestros pecados es tan real y firme como la realidad histórica de la muerte de Cristo. Es importante entender esta maravillosa verdad del evangelio porque sólo podemos enfrentar nuestros pecados “respetables” cuando sabemos que ya han sido perdonados. En ocasiones nos encontramos luchando con alguna expresión particular de iniquidad y entonces nos preguntamos si el evangelio puede ayudarnos a contrarrestar el poder que esta ejerce en nuestras vidas.

El Remedio Para el Pecado

Pecados Respetables: El Remedio Para el Pecado


John Newton escribió un hermoso himno llamado, “Sublime Gracia.”  No obstante, en su juventud fue un comerciante de esclavos y capitán de una nave que los transportaba desde África hacia los Estados Unidos de América.  Por cuestiones de salud, renunció a la vida en alta mar y se hizo oficial de aduanas. Estudió teología y después se convirtió en ministro.  Pero aún siendo pastor, Newton nunca pudo olvidar la terrible naturaleza de su maldad cuando comerciaba con esclavos.  Al final de su vida compartió con un amigo:

“Estoy perdiendo la memoria, pero sí recuerdo dos cosas: soy un gran pecador y Cristo es un gran Salvador.”

La Malignidad del Pecado

Pecados Respetables: La Malignidad del Pecado


¡Cáncer! Es una palabra aterradora que provoca una sensación de desmayo y, en muchas ocasiones, desesperanza. Otro término para describir el cáncer es malignidad.  En el ámbito médico esa palabra describe un tumor que tiene un extraordinario potencial para crecer y se expande invadiendo los tejidos contiguos. Sistemáticamente provoca metástasis en otros lados del cuerpo. Si se le deja sin atender, la malignidad tiende a infiltrarse y extenderse por todo el cuerpo. Finalmente, provoca la muerte. No nos sorprende entonces que el cáncer y la malignidad sean palabras tan temibles.

La Desaparición del Pecado

Pecados Respetables: La Desaparición del Pecado


En un libro escrito en el año 1973 llamado Whatever Became of Sin? (¿Qué Sucedió con el Pecado?), el autor Karl Menninger escribió: “La palabra ‘pecado’, que parece haber desaparecido de nuestro vocabulario, fue un término orgullosos, muy fuerte, siniestro y grave… Pero la palabra se ha ido. Casi ha desaparecido por completo; tanto ella como lo que evoca. ¿Por qué? ¿Será que nadie peca? ¿O será que ya nadie cree en el pecado?” El autor Peter Barnes escribió lo siguiente en un artículo titulado, “What! Me? A Sinner?” (“¡Cómo! ¿Yo? ¿Un Pecador?”): En la Inglaterra del siglo veinte, C. S. Lewis escribió: "El obstáculo que más encuentro es el total desconocimiento que tienen acerca del pecado quienes me escuchan; no tienen la más mínima noción de lo que este significa."Y en el año 2001, el erudito en el Nuevo Testamento D. A. Carson comentó que el aspecto más frustrante de evangelizar dentro de las universidades es que los alumnos no tienen idea de lo que es el pecado, "Saben muy bien cómo cometerlo, pero no entienden lo que significa." Estas citas sólo confirman lo que es muy claro a la vista de los observadores: El pecado y todo lo que representa, literalmente ha desaparecido de nuestra cultura.

LA SANTIFICACIÓN por J. C. Ryle

LA SANTIFICACIÓN

por J. C. Ryle



“… a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos…” Esa era la visión de aquel gran misionero que fue el apóstol Pablo sobre el pueblo de Dios, y sobre el carácter de ese pueblo. He aquí un verdadero tratado reflexivo sobre la SANTIDAD, venido de la pluma de un gran escritor adaptado especialmente para Apuntes Pastorales.



La presentación consta de cuatro secciones. La primera consiste en los doce principios básicos del autor sobre el tema. En segundo lugar son detalladas algunas evidencias en el caminar. En recuadro aparte, el lector encontrará las diferencias básicas entre santificación y justificación; y en último lugar, J. C. Ryle concluye con pautas prácticas para el creyente.

06 abril, 2016

Simón el Mago – Una perspectiva falsa del Evangelio

Simón el Mago – Una perspectiva falsa del Evangelio
por Roger Ellsworth*

Hechos 8:9-24


Este pasaje nos presenta a una persona muy importante. Simón el Mago no es importante por el hecho de desempeñar un papel importante en las Escrituras. Su nombre sólo aparece en este pasaje. Su importancia se debe al hecho de que representa un peligro que amenaza a incontables multitudes en la actualidad: el peligro de una hueca profesión de fe en el Señor Jesucristo.

Simon hizo su profesión de fe cuando Felipe, uno de los diáconos de la iglesia primitiva (Hechos 6:5), llegó a la ciudad de Samaria para compartir el evangelio de Cristo. La predicación de Felipe recibida de una forma extraordinaria y fue abrazada por multitudes (Hechos 8:6).

Se dice que el mismo Simón el Mago también creyó el mensaje (v. 13). Se identificó públicamente como un seguidor de Cristo por medio del bautismo (v. 13). Y eso no era todo: disfrutaba tanto el estar con Felipe que lo acompañaba con regularidad (v. 13).

¿POR QUÉ SER REFORMADO?

¡¡¡¡SOY REFORMADO!!!!





PERO ¿POR QUÉ SER REFORMADO?

Diré por qué yo lo soy; tal vez ello sirva como respuesta a la pregunta más general:

  1. ¿Por qué ser reformado? ¡Porque es verdad!
En estos tiempos posmodernos en los que lo que prima es lo que se siente, hay que decir en voz alta que si algo no es verdad, no vale para nada. Si no es verdad, no me interesa. Si yo creyese que el cristianismo no era verdad, no sería cristiano, aunque el serlo me hiciera sentirme muy feliz. Y es lo mismo con el ser reformado. Yo no era reformado; era, de forma inconsciente pero muy clara, anti-reformado. Me sabía todos los argumentos en contra de las ideas reformadas, aunque fuera sin haber oído jamás la palabra "reformado". Pero al seguir leyendo, escuchando, estudiando y orando, llegué a conocer, a entender y a creer "las doctrinas de la gracia", y, no sin cierta lucha, me postré ante el Dios soberano con lágrimas de gozo. No pude resistir lo que me parecía clarísimamente la pura verdad de la Palabra de Dios. Decidí someter mi falta de entendimiento, mi resistente voluntad y mi vida a partir de entonces, a lo que vi que decía y enseñaba Dios en su Palabra.