16 agosto, 2016

¿COMPRENDEN LOS EVANGÉLICOS EL EVANGELIO? Por R.C Sproul.


Con relación a este tema suele haber poca comprensión, inclusive entre aquellos que desempeñan una papel más activo en los círculos evangélicos. Tomemos por ejemplo un sondeo realizado hace unos años por cristianos unidos por la reforma (CURE, por sus siglas en inglés) entre los delegados al congreso anual de la Asociación de libreros cristianos (CBA, por sus siglas en ingles). Puesto que los delegados están compuestos mayoritariamente por cristianos, cualquiera habría pensado que tendrían una comprensión básica de las verdades esenciales del evangelio. Pero cuando el personal de CURE preguntó a cien delegados al azar, descubrieron que solo uno de los encuestados dio una definición “aceptable” del Evangelio. La mayoría de las respuestas se parecían a estas: “El evangelio es tener una relación personal con Jesús” o “significa pedir a Jesús que entre en nuestro corazón”. Ausente entre las definiciones estaba cualquier afirmación de la persona y la obra de Cristo y la apropiación de su obra a las personas por fe solamente.

El muestreo fue pequeño, solo cien entre cinco mil. Quizás hubo distorsión en las respuestas debido a la forma en que se hizo la pregunta. Pero después de conversar con los encuestadores, quedé impactado con la aparente ignorancia del concepto más elemental del cristianismo.
Resultó que me pidieron que predicara en el servicio religioso dominical matutino del Congreso de Libreros Cristianos del año siguiente. Con los resultados de la encuesta realizada por CURE aún presentes, decidí tratar el tema de la salvación haciendo la siguiente pregunta ¿Qué es la Salvación? Estaba inquieto por la elección de dicho tema. Tenía dos temores. Temía que hacer una pregunta tan elemental a editores y Libreros cristianos sería como llevar leña al monte, que les pareciera una pérdida de tiempo analizar algo que ellos ya conocían tan bien. Y temía que al abordar una cuestión tan elemental, estaría insultando su inteligencia de mis oyentes y daría la impresión de ser condescendiente o sencillamente irrespetuoso.
Al terminar el sermón aquella mañana, la respuesta me dejó abrumado. Durante toda la semana se me acercaron personas para felicitarme y decían cosas como: “Nunca lo vi de esta manera”. De hecho, he asistido a todos los congresos de la CBA desde entonces y en todos ellos las personas me han mencionado aquel sermón. Si usted no es un predicador, puede que no acepte la importancia de eso. Son pocas las veces que una persona comenta sobre los sermones que ha escuchado en tiempos pasados. Yo apenas me acuerdo de lo que prediqué hace tres semanas. Es natural que los miembros de mi iglesia se acuerden aún menos que eso. El poder la palabra no radica en que las personas puedan resumir el mensaje que han escuchado, más bien es el poder de la palabra de Dios penetrando el alma. Con eso presente, permítame reproducir aquí el texto bíblico completo que utilicé para el único sermón que he dado del libro del profeta Sofonías. Es la única vez en casi cuarenta años que yo recuerde haber predicado de Sofonías, pero es un texto profundamente impactante que da respuesta a la pregunta ¿Salvado de qué? El texto dice:
"14 Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová; gritará allí el valiente.
15 Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento,
16 día de trompeta y de algazara sobre las ciudades fortificadas, y sobre las altas torres.
17 Y atribularé a los hombres, y andarán como ciegos, porque pecaron contra Jehová; y la sangre de ellos será derramada como polvo, y su carne como estiércol.
18 Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de todos los habitantes de la tierra." (Sofonías 1: 14-18 RV60)
Si leemos este texto detenidamente, podremos apreciar fácilmente que tiene muy poco de “evangelio” en el mismo. El mensaje no contiene “buenas nuevas”, sino “aterradoras nuevas”. Son tan nefastas que no nos sorprende cuando se relegan a un rincón en los estudios de los pastores. El mensaje no refleja nuestros tiempos. Las palabras descriptivas que Sofonías para describir el día de Jehová son, entre otras:
Amargo, aprieto, alarido, angustia, alboroto, estiércol, asolamiento, ira, tiniebla, consumida, oscuridad, fuego.
Casi parece como si el Espíritu Santo hubiera ampliado el vocabulario de Sofonías para explicar la cuestión con claridad. La letanía de términos descriptivos deja muy poca duda sobre el horror de este día anunciado. Y este pasaje no es sino una pequeña parte de la profecía. El pasaje completo es aún más espeluznante por su manifestación gráfica del derramamiento de la ira de Dios.
Hay que reconocer que el libro de Sofonías termina con la promesa divina de la redención. Concluye con una nota de optimismo, pero no sin antes haber recalcado la terrible exposición de la nación a la cruda realidad del juicio divino.
Con un mensaje tan sombrío ¿Qué me induciría a querer predicar sobre ese texto? Sencillamente esto:
Aquí en este pasaje tan pocas veces predicado, hallamos las más claras descripciones en la Biblia en respuesta a la pregunta de “¿Salvado de qué?” Y cuando hablamos de salvación, hablamos del concepto que constituye el tema central de todas las Escrituras, un concepto que es imprescindible saber.




 Si te fue de bendicion... Comenta y Comparte :) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario