16 junio, 2016

Criando Hijos Evangelicamente Parte 3 - Luis O. Arocha


“Tú, sin embargo, persiste en las cosas que has aprendido y de las cuales te convenciste, sabiendo de quiénes las has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús.”
2 Timoteo 3:14-15

La crianza de los hijos es un tema de mucho interés para la mayoría de los padres. Es claro que es un tema muy práctico para los que somos padres y la crianza de nuestros hijos es algo con lo cual vivimos a diario.
Creo que la mayoría de los padres están muy interesados en la buena crianza de sus hijos, pero la pregunta que todos debemos hacernos es: ¿Cuál es la meta de esa crianza? O en otras palabras, ¿cuál es el propósito principal de la crianza de nuestros hijos?
En los primeros mensajes hemos procurado enfatizar dos elementos claves para la crianza de los hijos:
  1. Un ejemplo auténtico
  2. Instrucción Bíblica.

Lo primero que nuestros hijos perciben es nuestro ejemplo y ellos detectan con mucha facilidad cuando no hay sinceridad en nosotros. Y de todo lo que podemos enseñarle, la palabra de Dios es sin comparación. Es inspirada por Dios y les será útil para todo lo que tengan que enfrentar en la vida. Pero tanto el ejemplo auténtico como la instrucción bíblica son medio o instrumentos para alcanzar una meta.

CRIANZA PARA SALVACIÓN

Timoteo había aprendido de parte de su madre y de su abuela por medio de un ejemplo auténtico y de instrucción bíblica la enseñanza de las Escrituras. ¿Y con qué propósito lo hicieron?
Nuestro texto lo dice muy claro... las cuales te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús.
Este es el propósito de la crianza de los hijos. Con esta meta en mente instruimos y somos de ejemplo a nuestros hijos.
Hay muchas cosas importantes que podemos y debemos enseñar a nuestros hijos, pero esto que vamos a hablar en el día de hoy es el asunto más importante y urgente en la crianza de los hijos. En esto no estamos exagerando.
Y espero que este articulo no solo nos motive a perseguir esta meta con más ánimo y empeño, sino que sea algo liberador. Existen decenas de buenos libros y sermones sobre la crianza de los hijos y mientras más uno lee estos buenos libros, y escucha las series y sermones es posible estar cada vez más abrumado por la abundancia de información y hasta sentirse culpable al punto de tirar la toalla. Uno de los beneficios de este pasaje y de la crianza de los hijos centrada en el evangelio, es que simplifica la crianza de los hijos.
Esto es lo más importante. Haz esto bien y aunque no logres aplicar muchas de las buenas cosas que están contenidas en toda la buena enseñanza disponible, no te lamentarás. Esto no lo digo para desmotivarte a aprender todo lo que puedas. Hazlo, sin perder de vista lo más importante. Además toda esa enseñanza sobre la crianza de los hijos no la entenderás y aplicarás correctamente si no inicias con lo que dice este pasaje, si no inicia con un correcto entendimiento y aplicación del evangelio.
Aunque es verdad que Las Escrituras nos instruyen sobre muchas cosas, tales como el trabajo, el matrimonio, el uso del dinero, el manejo del tiempo, el ahorro, el respeto a los demás, estas cosas no ocupan en lugar más importante en las Escrituras. El tema principal de las Escrituras es la gloria de Dios en la salvación de pecadores mediante la fe en Jesucristo.
Esto es de primera importancia en las Escrituras y la pregunta para nosotros es si esto es de primera importancia en la crianza de nuestros hijos. Porque es posible enseñar las Escrituras y al mismo tiempo descuidar aquello que es de primera importancia en las Escrituras. Eso es algo que como padre y como pastor me carga. El propósito principal de las Escrituras no es instrucción moral. El tema predominante de la Biblia no es moralidad. Jesús no es presentado en las Escrituras simplemente como el ejemplo de moralidad por excelencia para que admiremos e imitemos. Jesús es un ejemplo perfecto para que imitemos pero Jesús es mucho más. Jesús es el Salvador que murió en la cruz como nuestro sustituto por mis pecados para salvarnos de la justa ira de Dios.
El propósito de las Escrituras no es enfatizar cuanto necesitamos mejorar nuestra conducta. El propósito de las Escrituras es mostrar cuanto necesitamos de un Salvador. Por eso, el tema fundamental en la crianza de los hijos ha de siempre ser el evangelio y no otros temas importantes, pero secundarios como la obediencia y la ética. Por favor no me mal entiendan. No estoy minimizando la importancia de la obediencia y la moralidad. Tampoco estoy diciendo que la enseñanza del evangelio es contraria a la instrucción moral. Si procuramos enseñar a nuestros hijos todo el consejo de Dios que encontramos en las Escrituras, ciertamente vamos a exponer a nuestros hijos a muchos temas diversos. Las Escrituras abarcan un gran número de temas. Pero, cada tema que les enseñemos a nuestros hijos ha de proceder y estar relacionado con el evangelio. 
Cuando digo evangelio no me estoy refiriendo a la enseñanza de toda la Biblia. Por evangelio me refiero a la enseñanza de que eres pecador. Dios está justa y correctamente airado contra el pecador. El pecador merece un castigo eterno por su pecado, pero Dios en su gran amor y misericordia ha dado a su Hijo para cargar en la cruz con el pecado de todo aquel que en crea en El. Todo aquel que cree en el Hijo tiene vida eterna y en lugar de sufrir el castigo que él merece por sus pecados, recibe la bendición de estar con Cristo por toda la eternidad.
Este es el mensaje más importante de la Biblia.
Entonces, cada instrucción que les impartamos a nuestros hijos ha de fundamentarse en el evangelio y estar relacionada con el evangelio. La Biblia le da primera importancia y nosotros también. Es el ejemplo que tenemos de los apóstoles.
1 Corintios 15:3-4
"Porque yo os entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras."
Al instruir a nuestros hijos nunca debemos asumir que ellos ya conocen el evangelio y debemos cuidarnos de enseñar otros temas bíblicos sin relacionarlos con la cruz de Cristo. Ningún tema debe enseñarse sin relacionarlo con la obra redentora de Cristo y ningún tema debe enfatizarse más que el tema de la obra redentora de Cristo. En esto debemos ser muy vigilantes, pues hay ministerios e iglesias que enseñan las Escrituras pero el evangelio no es el tema de mayor importancia. El tema de mayor importancia de las Escrituras es el evangelio y ha de ser el de mayor importancia en la crianza de nuestros hijos.
Repito las palabras del Apóstol: "las cuales te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús."

METAS DESVIADAS

Hay que tener mucho cuidado con otras metas que pudiéramos tener para criar a nuestros hijos.
Para muchos, su motivación al criar a sus hijos es su propia reputación. No es raro escuchar a padres decir: “este muchacho me hace pasar una vergüenza”. Cuando nuestra motivación en la crianza de nuestros hijos es la opinión de los demás, entonces sus desobediencias públicas las tomamos con más seriedad que cuando son en le privacidad del hogar. Nos enojamos y disciplinamos cuando es delante de la visita, pero no es nada cuando estamos solos. Padres, tengan mucho cuidado que no estén criando hijos para darse brillo ustedes mismos. Eso solo lleva a frustración y peor aún no es para el bien de ellos.
Cuidado con tener como meta de la crianza de nuestros hijos el brillo de nuestra reputación.
Otra motivación común, pero desviada es la moralidad.
Hace unos 5 años en un devocional familiar le hice a mis hijas la siguiente pregunta: ¿Quiénes son los que van al cielo? Su respuesta fue: “los que obedecen los mandamientos de Dios.”
¿Qué piensan ustedes de esa respuesta?
Esa respuesta le reveló a su madre y a mí la terrible deficiencia que había en nuestra instrucción y la necesidad de hacer una corrección urgente en el entendimiento de la salvación en la mente de nuestras hijas. Nuestra instrucción estaba basada más en la moralidad que en el evangelio y la respuesta de nuestras hijas.
Un padre motivado por la moralidad entiende que la crianza de los hijos se resume en demandas morales seguidas por recompensas y castigos. Esto que voy a decir puede chocarte, pero eso es del diabólico. Si la manera como crías a tus hijos se resume en enseñarles los diez mandamientos y castigarlos cuando no los cumplen, eso es diabólico y viene del mismo infierno.
¡El evangelio salva pecadores! El evangelio salva a niños de 6 años. El evangelio salva a niños de 10 años. Los diez mandamientos no salvan a nadie. Digo que es del diablo porque el diablo no tiene problema con los moralistas. El no vino a salvar a justos sino a pecadores.
No queremos hijos que a los 30 años de edad digan como el joven rico: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Que esa no sea la respuesta de nuestros hijos a Jesús. Podemos imaginarnos a los padres orgullosos del joven rico. Fue un niño obediente, siempre tranquilo, respetuoso y obediente. Cuando adolescente no fue como los demás, sino que continúo siendo respetuoso y tranquilo y no le daba problema a sus padres. Sabe cómo agradar a sus padres y sus padres piensan que han sido todo un éxito como padres, pero Jesús le dice: “Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.” ¿Y qué hizo?
Le dio las espaldas al Salvador. Si nuestro enfoque y meta es la moralidad y cumplir con las reglas estaremos criando a jóvenes como este tranquilos y que no dan problemas, pero que no aman a Jesús.

APROVECHANDO LAS OPORTUNIDADES

Por tanto, la crianza de los hijos centrada en el evangelio requiere que aprovechemos las oportunidades para comunicarles de manera creativa y apasionada el evangelio a nuestros hijos.
En nuestros devocionales con nuestros hijos no nos limitemos a enseñar historias bíblicas, sino que siempre busquemos conectar lo enseñado con la realidad de nuestra condición como pecadores, de nuestra necesidad de un Salvador y de la gracia de Dios proveyendo ese Salvador en la persona de su Hijo Jesucristo. La historia de Jonás y de gran pez es una de las favoritas entre los niños, pero detrás del evento que le sucedió a Jonás en alta mar está un Dios misericordioso enviando a su profeta a Nínive para salvar a pecadores. Dios preservó la vida de Jonás para que fuera a predicar a Nínive y así salvar a muchos pecadores. ¡Qué misericordioso es Dios!
Aprovechemos la desobediencia de nuestros hijos y la disciplina para predicarle el evangelio. 
Que nunca concluya el proceso de disciplina sin el evangelio. Podrías decirle algo así: “Mi hijo, ¿qué confirma tu desobediencia?” Su desobediencia confirma que él es pecador y necesita a un Salvador. Pero no sólo él, sino que su papá también necesita un Salvador porque él también desobedece. “Mi Hijo, ¡qué bueno que hay un Salvador para que mis pecados y tus pecados sean perdonados!” Toda desobediencia y disciplina es un excelente momento para presentarles el evangelio a nuestros hijos. Aprovechemos ese momento cuando nuestros hijos están conscientes de sus pecados para predicarle el evangelio.
También podemos aprovechar las noticias o las cosas que suceden a nuestro alrededor para comunicarles de manera creativa y apasionada el evangelio a nuestros hijos. A principios de la semana pasada iba en mi vehículo camino a Navarrete y unos carros más adelante un camión lleno de botellones de agua atropelló a un niño que iba a la escuela. Eso mi impresionó mucho y al ver el cuerpo de ese niño debajo del camión pensé en mi hijas. Cuando llegué a la casa les conté lo que había sucedido. Fue una oportunidad para hablarles de la brevedad de la vida y aunque también lo aproveché para instruirle sobre lo importante de no cruzar la calle solas, la lección más importante que yo y ellas debíamos aprender de ese incidente es que Cristo venció la muerte en la cruz y que todo el que cree en él aunque esté muerto vivirá. Necesitamos al Salvador.
Aprovechemos también las preguntas y conversaciones de nuestros hijos para comunicarle de manera creativa y apasionada el evangelio. Los niños hacen muchas preguntas. Yo soy culpable de muchas veces no prestarle atención con mucha seriedad a las preguntas y conversaciones de mis hijas, cuando en realidad representan una excelente oportunidad para recordarles el evangelio.
¡Cuántas oportunidades he desperdiciado para comunicarles de manera creativa y apasionada el evangelio a mis niñas!
No permitamos que las ocupaciones y el ajetreo de la vida nos lleven a desaprovechar las muchas oportunidades que se nos presentan con nuestros hijos.
La hora de acostar a los niños también es un buen momento para tener conversaciones significativas con nuestros hijos. Nuestros hijos quieren cualquier excusa para alargar lo más posible este tiempo. Es un buen momento para orar con ellos, para pedirle perdón a Dios por los pecados, clamar su misericordia y darle gracias por el Salvador.
Comparte tu testimonio de conversión con tus hijos. Magnífica como la gracia de Dios ha obrado en tu vida.
No sabemos cuánto tiempo estaremos aquí para instruir a nuestros hijos. Al llegar al final de mis días, ¿qué es lo más importante que lo puedo dejar a mis hijas? Creo que la respuesta es fácil.
Debo hacer todo lo posible para comunicarles el evangelio de Cristo a mis hijas de tal manera que ellas mismas estén preparadas para enfrentar a Dios. Esa es mi responsabilidad como padre. No es algo que puedo delegar en otra persona. Dios me ha dado cuatro hijas y daré cuenta a Dios de ellas y de cómo le he impartido el conocimiento del evangelio. Lo mismo se aplica a ti como padre.
Este mensaje también presenta una oportunidad para yo ver cuánto necesito un Salvador. ¡He desperdiciado tantas oportunidades para presentarles el evangelio de manera creativa y apasionada a mis hijas! 

JC Ryle 
"Cuidado con ese engañoso pensamiento que concluye que los padres no pueden hacer nada por sus hijos. Que hay que dejarlos solo, esperar que llegue la gracia y estar tranquilos. Yo sé que no puedes convertir a tu hijo. Yo sé que los que han nacido de nuevo han nacido no de la voluntad de varón, sino de Dios. Pero también sé que la Biblia dice: Instruye al niño en su camino, y Dios nunca nos manda a hacer algo para lo cual primero no nos de la gracia para hacer. Sé también que nuestro deber no es quedarnos de brazos cruzados y disputar, sino marchar hacia delante y obedecer. Dios no encontrará en nuestra marcha hacia delante. Su bendición está en el camino de la obediencia.”No tenemos mayor privilegio y responsabilidad que transmitirles el evangelio a nuestros hijos."
 Referencias

1. ↑ Publicado originalmente en http://www.ibgracia.org/

Nota: El articulo es parte de un sermon llamado "Criando Hijos Evangelicamente 1: "Para Salvación ", se hicieron algunas adaptaciones menores para publicar dicho articulo, sin cambiar la intención del mensaje ni nada que vulnere la sana doctrina.




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