BY ALEJANDRO DAVID RIFF
Éxodo 20:7 "No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano."
A veces muchas personas piensan que tomar el nombre de Dios en vano sólo tiene que ver con lo que decimos, es decir, con lo puramente verbal. Imaginan que mientras no usen frases que involucren alguna especie de deshonra a Dios, o que Su nombre esté mezclado con alguna trivialidad, de cierta forma están guardando a la perfección el tercer mandamiento (pero no es así). Es verdad que algunas personas utilizan a Dios en cualquier situación con frases como: ¡Ay Dios mío! o ¡Jesucristo! Y en verdad eso es tomar su nombre en vano. Los cristianos deberíamos evitar este tipo de liviandad en nuestro hablar. Si mencionamos a Dios o a Jesús que sea para predicarlo o para adorarlo, pero no para expresar un susto, asombro o incluso enojo.
Pero la cuestión de tomar el nombre de Dios en vano es más que palabras (aunque lo incluye). Cualquier persona que se llame a sí misma “cristiano” está usando un título que se identifica con el nombre de Jesús, por lo tanto todo el mundo espera ver en la persona algunas cualidades de Aquel a quién dice representar. Si una persona se identifica con Jesús, se espera una similitud con él.
El hombre Jesús significa no sólo Salvador, sino “Jehová es salvación”. La forma griega que se encuentra en el Nuevo Testamento (Iesous) deriva del hebreo Jeshua, que es la forma abreviada de Jehoshua (Josué 1:1; Zacarías. 3:1). Ese tetragamatón hebreo de cuatro consonantes: YHVH de la cual ciertos judíos no se atrevían a pronunciar y que en su lugar decían Adonai (Señor) está en conexión con el nombre de Jesús (como dijimos de manera abreviada).
El punto es que si nos denominamos cristianos y “sostenemos el nombre de Jesús” nuestro testimonio tiene que ser el de un seguidor de Jesús. Si nuestra vida no evidencia los frutos de Jesús, estamos usando en cierta manera su nombre en vano. A veces me pongo a ver el testimonio de las personas que dicen seguir a Jesús, pero en su vida expresan exactamente lo contrario. Hay matrimonios que se consideran cristianos, pero su forma de tratarse es peor que ciertas personas que no conocen a Dios. Hay iglesias que se llaman cristianas, pero están muy lejos del modelo que es Cristo. ¿Acaso esperamos perfección para llamarnos cristianos? No, el cristiano no es una persona perfecta, pero sí aspira a una vida perfecta. Esta perfección no la busca como mérito en su obras personales, sino que depende de la gracia de Cristo. Cuando estamos plantados en Cristo damos buenos frutos: Lucas 6:44 Porque cada árbol por su fruto es conocido: que no cogen higos de los espinos, ni vendimian uvas de las zarzas.
El peor mensaje de condenación que puede recibir este mundo pecador es el mal testimonio que recibe de aquel que se dice llamar a sí mismo cristiano.
Los cristianos pueden caer en pecados, y los justos pueden manchar sus vestidos, pero esta no es su forma constante de vivir. No es su regla, sino su excepción a la misma. Cada vez soy menos dado a pensar que son cristianos aquellos que, manteniendo el nombre de Jesús en sus vidas, a la hora de optar entre “honrar el nombre de Jesús” o de “mostrar un mal testimonio al mundo”, deciden por este último.
Es como si tuvieran en frente de su “tablero espiritual” un botón rojo con la leyenda: “Autodestrución del testimonio cristiano”. ¿Y saben qué hacen? Lo apretan una y otra vez haciendo volar por los aires su testimonio cristiano. El nombre de Dios es tomado en vano en su vida una y otra vez. Cuando nos encontramos que una persona que se dice ser cristiana, pero sistemáticamente (y periódicamente) deshonra el nombre de Cristo con su conducta, lo más seguro es que nos encontremos con un incrédulo del tipo “religioso sentimental”. Los incrédulos pueden emocionarse mucho con el nombre de Jesús, y hasta son dados a pensar que su emoción religiosa en cierta forma es una prueba de que son cristianos. Pero la Biblia no realiza esta clase de pruebas sentimentales para determinar la esencia cristiana de alguien. La Palabra de Dios dice “no tendrá por inocente al que toma el nombre de Dios en vano”.
Los hombres de la parábola de Mateo 7:22, en el día del juicio que querrán justificar con las palabras “Señor, Señor“. A pesar de eso Cristo les dirá que no los conoce. Muchos incrédulos están caminando al día del juicio con esta falsa confianza lamentablemente. Utilizan hoy el nombre del Señor en vano, y en el día del juicio esa práctica tampoco les servirá.
Estimando amigo/a:
Si el nombre de Jesús no es en tu vida el nombre sobre todo nombre, sobre el cual edificas tu testimonio de vida, ¿de qué sirve usar su nombre? ¡Dios no tendrá por inocente a la persona que tome su nombre en vano! Aquellas que con sus labios proclamen que son hijos de Dios, pero que con sus actos proclamen que son hijos del Diablo. Examinemos hoy nuestro corazón delante de Dios para comprobar si somos salvos. ¡Si somos en verdad del Señor honraremos a Cristo con nuestros labios y también con nuestras vidas!
2Ti 2:19 Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.
Referencias
1. ↑ Publicado originalmente en http://palabrafiel.org/
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