Gracia, Esperanza y Amor
Comparto hoy con ustedes el Capítulo XXXV del Tratado Tercero de “La Imitación de Cristo” de Tomás de Kempis titulado “Que se debe pedir el favor divino y tener confianza de cobrar la gracia”. Espero sea fuente de renovación y esperanza para cada uno:
Hijo, yo soy el Señor que esfuerzo en el día de la tribulación; vente a mí cuando no te hallares bien. Lo que más impide la consolación celestial es que muy tarde te vuelves a la oración: que antes que me ruegues con atención, buscas muchas recreaciones y consolaciones en lo exterior. Y de aquí viene que todo te aprovecha poco, hasta que conozcas que yo soy el que libro a los que esperan en mí, y fuera de mí no hay consejo que valga ni aproveche, ni remedio durable.
Mas cobrado ya aliento después de la tempestad, esfuérzate en la luz de las misericordias mías, que cerca estoy para reparar toda cosa perdida, no sólo cumplida, mas abundante y colmadamente. ¿Por ventura hay cosa difícil para mí, o seré yo como el que dice y no hace? ¿A dónde está tu fe? Está firme y persevera; sé constante y esforzado, que el consuelo en su tiempo te vendrá. Espérame, espera, que yo vendré y te curaré. La tentación te atormenta y el vano temor te espanta. ¿Qué aprovecha tener cuidado de lo que está por venir, que puede acaecer o no, sino para tener tristeza sobre tristeza? Bástale al día su trabajo (Mateo 6:34). Vana cosa es y sin provecho entristecerte o alegrarte de lo que quizá nunca acaecerá. Mas cosa humana es ser burlado con tales imaginaciones; y también es señal de poco ánimo dejarse burlar tan ligeramente del enemigo. Mira que él no cura que sea verdadero o falso aquello con que burla y engaña, o si derrocará con amor de lo presente, o con temor de lo porvenir.
Pues no se turbe tu corazón ni tema. Cree en mí y ten mucha confianza en mi misericordia, que cuando tú piensas estar más lejos de mí, estoy yo muchas veces más cerca de ti. Y cuando tú piensas que es todo perdido, entonces muchas veces está cerca la ganancia del merecer. No es todo perdido cuando alguna cosa te acaece en contrario. No debes juzgar como sientes al presente, ni embarazarte, ni congojarte con cualquiera contrariedad que te venga, como que no hubiese esperanza de remedio.
No te tengas por desamparado del todo, aunque te envíe a tiempos alguna tribulación o te retirare la deseada consolación: que de esta manera se pasa al reino del cielo. Y sin duda más convenible es así a ti y a todos mis siervos que os ejercitéis en adversidades, que si todo sucediese a vuestro sabor. Yo conozco los pensamientos escondidos, y mucho conviene para tu salud que algunas veces te deje desabrido; por que podría ser que alguna vez te ensoberbecieses en lo que bien sucediese, y pensases complacerte a ti mismo en lo que no eres. Lo que yo te di te lo puedo quitar y tornártelo cuando quisiere. Cuando te lo diere, mío es, y cuando te lo quitase, no tomo lo tuyo, que mío es cualquier dádiva y todo perfecto don.
Si te enviare alguna tribulación o angustia, no te indignes ni se caiga tu corazón, que luego te puedo enviar favor y mudar cualquier angustia en gozo. En verdad justo soy y mucho de loar en hacerlo así contigo. Si algo sabes y miras de verdad, nunca te debes entristecer tan de caída por las adversidades; mas gozarte más, y agradecerlo, y tener por principal alegría que, afligiéndote con dolores, no te dejo pasar sin castigo. Así como me amó el Padre, yo os amo (Juan 15:9), dije a mis amados discípulos. Los cuales ciertamente no envié a gozos temporales, mas a grades peleas; no a honras, sino a desprecios; no a holgar, sino a trabajar y a hacer gran fruto en paciencia. Hijo mío, acuérdate de estas palabras.
La única respuesta a esto es caer de rodillas y adorar…
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Referencias
1. ↑ Publicado originalmente en https://discusioninteligente.wordpress.com
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