09 septiembre, 2016

Remedios Preciosos Contra Las Artimañas Del Diablo Part 3 - Tomás Brooks


Siguiendo con la serie, en este tercer articulo vamos a ver otras tácticas del diablo, unas de ella es la de decirle al creyente que puede acercarse al pecado sin caer en él. Le insistirá al creyente que puede acercarse a gente con vidas pecaminosas o que puede estar en lugares donde se cometen actos de pecado, sin que le suceda nada. Le dirá que puede estar conviviendo con los borrachos sin emborracharse, que puede tener compañía con la gente inmoral sin participar de sus inmoralidades. Dirá que puede acercarse a la puerta de la prostituta siempre y cuando no suba a su cama, que puede mirar la belleza de Jezabel pero no cometer pecado con ella, que puede poner sus manos en el lingote de oro de Acán siempre y cuando no lo robe. En otras palabras, que uno puede acercarse al pecado sin ser afectado por ello.
No obstante, con frecuencia sucede que el acercarse al pecado conduce de inmediato a pecar.
La biblia advierte a los creyentes respecto a los lugares y las personas que les animan a pecar. 1Tes. 5:22 les manda apartarse de toda clase de mal. Proverbios 4:14-15 dice: “No entres por la vereda de los impíos, no vayas por el camino de los malos. Déjala, no pases por ella; apártate de ella, pasa.” Hay que evitar todo aquello que no es bueno, saludable y santo. No hagas nada que parezca malo o que tenga apariencia de pecado. Si uno no quiere ser quemado, deberá apartarse del fuego. Si uno no quiere pecar, deberá alejarse de cualquier cosa que le conduciría a pecar; si no lo hace, no podrá tener victoria sobre el pecado.
La biblia nos habla de que aquellos que fueron victoriosos sobre el pecado. Se alejaron de todo lo que les podía conducir a pecar, aunque solo fuera una apariencia. El diablo considera como media victoria, como casi una conquista, el hecho de que uno no se aparte de aquello que le puede conducir a pecar. El caso de José, es una ilustración de uno que se alejó de la tentación del pecado. Aunque la esposa de Potifar le provocaba a cometer el adulterio, José no le escuchaba, ni aceptaba estar en la presencia de ella. (Gen. 39:10)
Si usted quiere gozar de las bendiciones de Dios, usted tiene que alejarse de todo aquello que le conduce a pecar.
El hecho de evitar la apariencia del pecado es una evidencia de la gracia de Dios que le eleva a uno por encima de los hombres que pertenecen al mundo. De esta manera Abraham vivió una vida piadosa en medio de un pueblo inmundo. Daniel permaneció fiel en un país donde se adoraba a dioses falsos. Timoteo vivió una vida controlada por el Espíritu de Dios en medio de un pueblo pagano en Efeso. Los creyentes no deben escuchar al diablo cuando éste les dice que pueden acercarse al pecado sin pecar. La enseñanza de la biblia es clara al respecto, apártese de cualquier cosa que le conduzca a pecar.
Otra artimaña usada por satanás para conducir a los creyentes al pecado es decirles que los no arrepentidos gozan de una vida placentera y sin problemas. “Mira esas gentes como siguen pecando y están felices, llenas de buenas cosas. No tienen preocupaciones. Unete a ellos y te vas a divertir.” A veces Dios es bondadoso y bendice en esta vida a los mismos que están destinados a la condenación. La manera en que Dios trata con una persona en esta vida no siempre indica lo que Dios piensa acerca de esa persona. En la misma manera Dios a veces envía cosas difíciles a las personas que son objeto de su amor. El sol brilla sobre los espinos y sobre los árboles frutales. La buena dádiva de Dios es otorgada a los buenos y a los malos. Tanto los buenos como los malos gozan de buena salud, reciben riqueza y abundancia; asimismo, sufren indistintamente pérdidas y enfermedades.

  1. El primer remedio contra esta táctica es acordarnos de que Dios está en contra de los que usan sus bendiciones como un pretexto para pecar. El enojo de Dios es muy fuerte contra los que abusan de su bondad de esta manera. Los creyentes nunca deben pensar que la ternura de Dios les da libertad para pecar; por el contrario, su benignidad debería conducirles al arrepentimiento.
  2. Segundo, no hay miseria más grande en esta vida que la ausencia de la corrección y la disciplina de Dios. Aquellos cuyas vidas adolecen de estas marcas deben preocuparse. Si Dios nunca les ha enviado problemas, si sus vidas siempre han sido fáciles, entonces están en el peor estado posible. Cuando Dios no se preocupa por corregir y probar a una persona, esa persona está perdida. Los incrédulos pueden sentirse felices porque Dios no les corrige, pero su sentimiento de seguridad es falso. Muy lejos de indicar que todo está bien con ellos, indica lo contrario, que todo está mal. La prosperidad ha sido una piedra en la cual han tropezado millones; tropezaron, cayeron y fracturaron la cerviz de su alma para siempre.
  3. Tercero, es cierto que los pecadores gozan de buenas cosas en esta vida, pero sus “bendiciones” son nada comparado con lo que no tienen. Los pecadores pueden gozar de dinero, poder, amigos, salud, felicidad; pero no conocen a Dios, ni a Cristo, ni al Espíritu de Dios. No tienen la paz con Dios, ni el perdón de sus pecados. No son hijos de Dios y no son libres del poder dominante del pecado. No son objeto de la gracia de Dios y tampoco tienen la esperanza de ir nunca al cielo. ¿De qué sirven todas las bendiciones temporales de esta vida si uno no tiene el amor de Dios, el perdón de sus pecados, la presencia de Cristo y la esperanza de gloria?
  4. Cuarto, las cosas buenas de esta vida no son siempre lo que aparentan ser. Las cosas “buenas” siempre están mezcladas con cosas malas. El poder y el dinero traen temores, preocupaciones y no tan solo la felicidad. El Salmo 92:7 dice que los impíos brotan como la hierba, que florecen los que hacen la iniquidad, pero que serán destruidos eternamente. Frecuentemente Dios castigará con juicios espirituales a las mismas personas que sufren menos castigo en esta vida. Por juicios espirituales quiero decir que no están dispuestos a arrepentirse, que no se preocupan por sus almas, que sus conciencias están cauterizadas, sus corazones endurecidos, están ciegos en cuanto a la verdad acerca de Dios. Juicios semejantes a estos son peores que todos los sufrimientos y tristezas de esta vida terrenal.
  5. Quinto, algún día los hombres darán cuenta de todas las bendiciones que recibieron durante su vida terrenal. “Porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará.” (Luc.12:48) ¿Qué dirán estas personas por tantas bendiciones que Dios les había otorgado? Dios es paciente ahora, pero su paciencia y su bondad deberían guiarnos al arrepentimiento, de otro modo, su bondad se convierte en un motivo de mayor juicio.
Satanás conduce a los creyentes al pecado haciéndoles ver que los que tratan de santificarse sufren mucha oposición y dificultades. Les dice que mientras los pecadores gozan de la “buena vida”, los que dan la espalda al pecado solo experimentan tristezas y problemas. Satanás les insiste en que por ser justos y santos tendrán problemas. El susurro del enemigo es que es mucho mejor vivir en una forma que no les ocasione tantos conflictos y que los pecadores no sufren como los piadosos.
¿Cómo deben reaccionar, y qué deben pensar los creyentes cuando satanás les inquieta con estas ideas?
  1. Primero, deben recordar que todos los problemas que los hijos de Dios tienen serán usados para su bien. Dios nunca envía aflicciones a su pueblo sin un buen propósito, aunque al momento no sea posible verlo. En seguida mencionaré algunos de los efectos que vienen a los piadosos como consecuencia de la aflicción: Aprenden la maldad del pecado; el sufrimiento les hace dar la espalda al pecado; el sufrimiento les hace tener cuidado del pecado en el futuro. El niño que se ha quemado teme al fuego. Las aflicciones nos ayudan a mortificar el pecado. Las aflicciones son el crisol donde Dios purifica las impurezas de su pueblo. Dios disciplina, corrige y enseña a los creyentes para su bien, a fin de que participen de su santidad. (Heb.12:10-11) Aunque la disciplina divina sea al momento dolorosa, produce la piedad y trae muchas bendiciones a los creyentes. Dios está entrenando a su pueblo: Haciendo que estén en una buena y saludable condición espiritual, el sufrimiento es una parte de este entrenamiento. El sufrimiento les hace humildes y sensibles a la enseñanza del Espíritu Santo. El sufrimiento les hace acercarse a Dios y orar en una forma más intensa y sincera. El salmista dijo: “Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba, más ahora guardo tu palabra.” (Sal.119:67) También el sufrimiento fortalece a los creyentes. Crecen más fuertes en su amor a Dios y hacia su pueblo; crecen más fuertes en fe, esperanza y gozo.
  2. Segundo, los creyentes deben recordar lo que es más importante, que sus problemas no pueden cambiar el hecho de que Dios les ama. Las aflicciones pueden resultar en sufrimientos del cuerpo y la mente y aún perder la vida, pero no los pueden separar del amor de Dios.
  3. Tercero, los creyentes deben recordar que sus problemas son en realidad pasajeros y de corta duración. “Por un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, en la mañana vendrá la alegría.” (Sal. 30:5) En realidad hay muy corto tiempo entre el conocer de la gracia de Dios en la tierra y el gozarse de la gloria de Dios en el cielo. “Porque aún un poquito y el que ha de venir vendrá y no tardará.” (Heb. 10:36-37) Este breve tiempo de sufrimiento terminará pronto y los creyentes estarán con Cristo para siempre. Este tiempo de tormenta es el preludio de la calma eterna.
  4. Cuarto, los creyentes deben recordar que los problemas que les acontecen provienen del gran amor que Dios tiene para ellos. El Señor Jesús dijo: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo.” (Apo. 3:19) Dios está preparando a los creyentes para el cielo, y a veces está preparación resulta dolorosa. Sin embargo, el hecho de que Dios está procurando que estén preparados para el cielo, es prueba de que les ama grandemente.
  5. Quinto, los creyentes deben medir las aflicciones por su resultado espiritual y no por el dolor que ocasionan. Es necesario que veamos el propósito de Dios en nuestros sufrimientos. José sufrió en Egipto y fue encarcelado injustamente. No obstante el propósito de Dios fue que por medio de José se salvara su familia. Del mismo modo, David fue rodeado de enemigos y estuvo en peligro constante al principio de su carrera. Sin embargo, llegó a ser rey y fue honrado por su pueblo. En ambos casos fue el sufrimiento lo que condujo al cumplimiento del propósito de Dios. Esto nos enseña que los creyentes deben juzgar sus sufrimientos no por el dolor que producen, sino por sus resultados espirituales.
  6. Sexto, el propósito de Dios en las aflicciones nunca es para dañar o desesperar a los creyentes. Dios no quiere quebrantarlos o arruinarlos con la tristeza. Dios quiere probarlos y fortalecerlos, su pensamiento nunca es destruirlos. Moisés les recordaba a los israelitas de este punto: “Te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.” (Deut. 8:2) “Para probarte”, ese fue el propósito de Dios, no para quebrantar o destruir.
Finalmente, los creyentes siempre deben recordar que las tristezas y las miserias que acompañan al pecado siempre son más grandes y pesadas que la tristeza que a veces acompaña a la santidad y a la piedad.
La tristeza que el pecado acarrea no tiene nada bueno del todo. No tiene ninguna esperanza ni ningún buen propósito. Isaías dijo: “Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz dijo mi Dios para los impíos.” (Isa. 27:20-21) La tristeza que viene del pecado solo conduce a lo que es temible y terrible, es decir, el enojo justo y santo de Dios y su ira.

Dos maneras de como satanás tienta a los creyentes a pecar


Satanás les hará fijarse en otras personas que son peores pecadores que ellos, y que por lo tanto no están en peligro. Segundo, satanás les hará pensar que el cristianismo tiene errores y que la biblia está equivocada en algunas cosas. Vamos a tratar con estos dos métodos usados por el diablo.
  1. Primero, satanás quiere que los creyentes piensen como aquel fariseo que oraba y dijo: “Dios te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros...” (Luc.18:11) Esta actitud no es honesta y es una prueba de que uno es un hipócrita. Los creyentes deben examinar sus propias vidas en primer lugar para ver el pecado que hay, antes de ver a los pecados de otros. (Mat.7:3-4) Los creyentes no deben compararse con otras personas, más bien deben compararse con la biblia, con las normas divinas para su vida. Los creyentes siempre deben recordar que todos los que no se arrepienten del pecado sufrirán en el infierno. Los pecados grandes recibirán mayor castigo que los menores en el infierno. ¿Cómo ayudará a los perdidos el hecho de saber que los sufrimientos de unos serán mayores que los de otros? La triste realidad es que los castigos del infierno aunque sean mayores o menores, durarán para siempre. Entonces nadie debe creer a satanás cuando dice que sus pecados no son tan grandes ni tan graves como los de otros y que por lo tanto no debe preocuparse.
  2. Segundo, satanás trata de persuadir a los creyentes a no tomar el cristianismo muy en serio. Les dirá que la biblia está llena de errores, que las narraciones de la biblia solo sirven para darnos una idea de lo que sucedió y nada más. Satanás les dirá que pueden hacer lo que su propia naturaleza les indique, sin preocuparse acerca de lo que la biblia dice del pecado. Les dirá que ahora ya no están bajo ninguna ley, sino la del Espíritu y la libertad. Estos errores y otros muchos serán usados por el diablo para confundir, distraer y desorientar a los creyentes.
La meta del diablo en todo esto no es la de ayudar a los creyentes a pensar mejor, sino es la de confundirlos y lograr que pequen. Satanás les sugerirá que se están volviendo muy sabios y avanzados en su manera de pensar, cuando en realidad su meta es lograr que caigan en el pecado. El propósito de Dios es muy diferente: Dios se opone no solo a que hagamos el mal, sino también a que lo pensemos. Romanos 1:28 dice: “Como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada para hacer cosas que no convienen.” Muchas personas piensan equivocadamente y terminan haciendo cosas que no convienen . Este texto nos habla del juicio de Dios que vino sobre los pueblos gentiles de la antigüedad. Creo que en la actualidad Dios está castigando a muchos al entregarlos a errores que arruinarán sus almas.
Por lo tanto los creyentes deben recordar que la verdad de la palabra de Dios debe ser incorporada en cada aspecto de sus vidas. No basta recibir la verdad solo en la mente; es necesario amarla y aplicarla a todo lo que decimos y hacemos. Solamente así podremos pensar correctamente, tomar decisiones sabias y librarnos de los caminos necios y vanos en los que tantos caen. Todo error significará a la postre solo pérdida para los creyentes. Solamente los que reciben y aman la verdad en sus corazones gozarán de un sano juicio y un pensamiento claro. Los que resisten la verdad de Dios están en peligro de ser entregados al error. “Por cuanto no recibieron el amor a la verdad... por eso Dios les envía un poder engañoso para que crean la mentira” (2 Tes.2:10-11)
Las ideas equivocadas o erróneas que satanás desea que los creyentes crean, solamente les harán daño. Pablo dice a los creyentes que Dios les ha dado el fundamento verdadero para una correcta manera de vivir y de pensar. El fundamento es Cristo mismo. (1 Cor.3:11-15) Si edifican o si construyen sobre este fundamento cosas equivocadas, ideas erróneas, al final todo esto será quemado. Solamente la verdad de Dios durará para siempre. Cuan necio es malgastar el tiempo creyendo o sosteniendo ideas erróneas solo para encontrar que al final todo fue un esfuerzo infructuoso. Todas las enseñanzas que conducen a una vida pecaminosa deben ser rechazadas. Pablo dijo que los pastores de las iglesias deben ser retenedores fieles del mensaje de la verdad a fin de poder ayudar a los que están equivocados y convencerlos de sus errores. (Ti.1:9)
Dios ha dado a su pueblo su verdad, a fin de que puedan ser guiados, protegidos y guardados del error. Por lo tanto, los creyentes deben recibir la verdad con mansedumbre. Dios concede su gracia a los humildes, es decir, a aquellos que han dejado aparte sus propias ideas para ser llenos de la verdad divina. Entre más que la gracia de Dios llena a los creyentes, menos susceptibles serán a ser afectados por ideas erróneas y creencias
falsas.

Referencias

1. ↑ Fuente: Libro Remedios Preciosos Contra Las Artimañas Del Diablo | Por Tomás Brooks | Licencia bajo dominio públicoPublicado originalmente en 1652 en Inglaterra.
2. Adaptación Johannes Chavez



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