Por Elyse M. Fitzpatrick
Traducción por Laura Coloma
Todos somos devotos habituales – es algo que hacemos sin pensar. La devoción es nuestra naturaleza porque Dios nos creó para adorarlo, y, al hacerlo, lo complacemos profundamente tanto a Él como a nosotros mismos (Salmos 16:11, 149:4). El mundo está lleno de devotos, y algunos de ellos realmente adoran a Dios. Pero la verdad es que la mayoría de nosotros adoramos ídolos.