07 abril, 2016

Egoísmo

Pecados Respetables: Egoísmo


Podemos ser muy conocedores de la teología y correctos en nuestra moralidad pero ser un fracaso en demostrar las virtudes del carácter cristiano al cual Pablo llamó el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). Podemos ser ortodoxos en nuestra teología y sobrios en nuestra moralidad y aun así estar tolerando en nuestra vida algunos de los pecados sutiles y “aceptables” de los que hemos hablado. Creo que todos tenemos “puntos ciegos”, defectos de carácter, o pecados sutiles de los cuales no estamos conscientes. Quiera Dios que los enfrentemos, en especial el egoísmo que hay en nosotros.

Al estudiar este pecado, será de mucha ayuda comenzar presentando la verdad de que hemos nacido con una naturaleza egoísta. Aún después de llegar a ser cristianos, todavía poseemos la carne que batalla contra el Espíritu y una de sus manifestaciones as el egoísmo. Es difícil exponer el egoísmo porque es más fácil detectarlo en los demás que en nosotros mismos. Además, hay distintos grados de él así como de la sutileza que empleamos al demostrarlo. El egoísmo de una persona podría ser burdo y obvio. En general, a alguien así no le importa lo que los demás piensen de él. Sin embargo, en la mayoría de nosotros sí nos importa la opinión de los otros, así que nuestro egoísmo es más delicado y refinado.

El egoísmo se demuestra en muchas maneras, pero voy a centrarme en cuatro áreas que podemos observar en nuestra vida como creyentes.

La primera es el egoísmo que se relaciona con nuestros intereses. “no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros” Filipenses 2:4. Cuando usó las palabras “lo de los otros,” Pablo se estaba refiriendo, sin lugar a dudas, a las preocupaciones y necesidades de los demás. ¿Cuáles son las cosas que nos interesan? 

Usando cualquier ejemplo específico podemos ilustrar nuestra tendencia de centrarnos de tal modo en nuestros asuntos que mostramos poco o ningún interés en los de los demás. Una buena prueba para medir el grado de egoísmo que muestra por sus intereses sería que reflexionara en alguna conversación que haya sostenido con alguna persona (o pareja). Pregúntese cuánto tiempo pasó hablando de sus intereses comparado con el tiempo que invirtió en hablar de los de la otra persona. El egoísmo demuestra que lo único que nos preocupa son nuestros asuntos. En 2 Timoteo 3:11, Pablo da una lista de pecados realmente grotescos que se manifestarán en “los últimos días”, es decir, nuestra época actual. El amante de sí mismo es una buena descripción de un egoísta. Está preocupado sólo en sí mismo y sus conversaciones lo reflejan.

Una segunda área donde se demuestra el egoísmo es en cuanto a nuestro tiempo. Este es un don precioso y cada uno de nosotros poseemos sólo una cantidad determinada de él cada día. Todos estamos muy ocupados, así que es muy fácil volvernos egoístas con nuestro tiempo. Podemos ser demasiado egoístas con nuestro tiempo y también podemos serlo queriendo tomar innecesariamente el tiempo de los demás. En cualquier caso, estamos pensando solamente en nosotros y nuestras necesidades. Es raro escuchar a alguien decir: “yo haré tal cosa por ti”. No obstante la Biblia dice “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo” Gálatas 6:2. Esto incluye que podemos hacer algo más por alguien que sólo lo que nos corresponde.

Una tercera área donde se expresa el egoísmo es con nuestro dinero. Este es un tema especialmente crucial para los creyentes. El apóstol Pablo escribió en Romanos 12:15, “Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.” Y el apóstol Juan escribió en 1 Juan 3:17, “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?” Si los tomamos juntos, estos versículos nos dicen que debemos tener corazones compasivos hacia los que están en necesidad y luego debemos poner esa compasión en acción por medio de nuestras contribuciones. Debemos ser buenos mayordomos del dinero y no gastar todo, o la mayoría, en nosotros. Hacerlo así es ser egoísta con nuestro dinero y evidenciamos que no nos interesan las necesidades de los demás.

La cuarta área de egoísmo que estudiaremos es la desconsideración. Esta característica puede mostrarse de varias maneras. La persona desconsiderada nunca piensa en el impacto que sus actos pueden tener sobre las demás personas. Cuando somos indiferentes al impacto que tienen nuestras acciones sobre los demás, estamos siendo egoístas y desconsiderados porque sólo pensamos en nosotros. También podemos ser desconsiderados en cuanto a los sentimientos de los demás. La persona cuya actitud es “digo lo que pienso, pésele a quien le pese” es desconsiderada y egoísta.

Entonces, una persona que no es egoísta siempre equilibra sus necesidades y deseos con los de los demás. Sospecho que todos tenemos inclinaciones egoístas de una u otra manera, porque todavía vivimos en la carne pecaminosa que libra una batalla contra nuestra alma. Así que, por favor, no deseche este estudio como si no aplicara a usted.


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